¿Qué conocemos de los 10 mandamientos? ¿De las tablas de la
ley? ¿Para qué sirve y por qué existe la ley? Está bien, son muchas cosas, pero
trataremos de hablar un poco de esto en este artículo.
La historia
El concepto de
“los 10 mandamientos” es popularizado principalmente al catecismo católico, en
el que se expresan estas 10 declaraciones de forma explícita, a pesar de que en
la biblia jamás se expresa una lista específica de 10 puntos a seguir.
Poniendo sólo un poco de antecedente,
cuando el pueblo de Israel era oprimido por el pueblo egipcio, Dios habló con
Moisés y le prometió usarlo para liberar a los israelís de la esclavitud.
Moisés obedeció y aunque Faraón no los quiso dejar salir, Dios envió 10 plagas
sobre el pueblo de Egipto, de forma que finalmente los dejaron ir.
Aunque la
historia es un poco más larga y compleja, eso es necesario para comprender que
al salir de Egipto, el pueblo israelí tuvo que cruzar un desierto nada grato.
Al poco tiempo de su libertad, Moisés subió a un monte donde habló
personalmente con Dios.
En este monte,
Dios habló con Moisés y le comunicó lo que actualmente se le conoce como “La
ley” o “La ley de Moisés”. Lo más básico de esta ley es expresado claramente en
el capítulo 20 del libro de Éxodo, y es a este pasaje al que se atribuyen los
10 mandamientos. Esta ley fue escrita por Dios mismo en dos tablas de piedra y
se las entregó a Moisés.
Lamentablemente, el pueblo de Israel sintió que pasaba mucho tiempo y
Moisés no volvía, así que comenzaron a desviarse por la adoración a un falso
dios creado por ellos mismos. Así Dios le dice a Moisés que baje con ellos, y
al bajar, Moisés enojado arroja las tablas y éstas se rompen (Éxodo 32).
Poco después de este incidente, Dios le
ordena a Moisés conseguir dos tablas de piedra nuevas iguales a las anteriores
y volver a escribir lo que en ellas había (Éxodo 34).
Algo a tomar en
cuenta
Psicológicamente somos dados a sentir que la “Ley”, los “mandatos” y las
“órdenes” son cosas obligatorias y por lo tanto nos desagradan en automático.
Esto ha hecho que los 10 mandamientos gocen de poca popularidad, ya que se ven
como “imposiciones divinas”. Sin embargo hay siete puntos importantes que tomar
en cuenta antes de pensar así:
1) Dios y
Moisés entendían bien entre ellos que la ley no era una condición para la
salvación, ni una serie de pasos a seguir para ser salvo; en realidad eran la
simple respuesta de agradecimiento de un pueblo ante el Dios que los liberó de
la esclavitud para darles tierras de ensueño.
2) La ley era
también la expresión viva del pacto realizado entre Dios y el pueblo de Israel.
Cuando uno hace un pacto de negocios es porque ambos salen beneficiados, y además,
la conducta de alguno de ellos (o ambos) se ve modificada a raíz de ello. Es
igual entre Dios y su pueblo.
3) La ley
ayudaría físicamente a Israel a obtener la promesa y potenciar su capacidad de
ser usados por Dios para cumplir una misión especial en esta tierra.
4) La ley era
la revelación del amor y la gracia de Dios, era la muestra del privilegio de
haber sido elegidos por el único y sabio Dios como su pueblo escogido.
Esto también se
puede ver en lo que nuestra hermana Bárbara Garibay comenta en este mismo
ejemplar de Fortaleza en su artículo, donde menciona que todas las
restricciones alimenticias que se realizan en la ley son para beneficio de la
salud humana. Restricciones que Dios hizo mucha antes de que el humano descubriera
sus efectos negativos.
5) El
cumplimiento de la ley no era una obediencia ciega de autómata programado, sino
la expresión de amor y agradecimiento de un pueblo salvado.
6) Los
mandamientos no son ordenados por prioridad ni orden específico alguno por
Dios, lo que hace que no se le dé mayor importancia a alguno.
7) Las leyes
son fácilmente acatables por cualquiera, no se le exige al pueblo nada que este
fuera del poder humano. Incluso la mayoría de ellas eran normas sociales comunes
en la mayoría de los pueblos de la época.
Posterior a Moisés
Resulta
lamentable que a pesar de estos 7 puntos recién mencionados, el pueblo de
Israel se esforzó en convertir la ley de Moisés en un reglamento obligatorio
para la espiritualidad y la salvación.
Por esto es que
Dios habla a su pueblo constantemente por medio de profetas que exhortaban al
pueblo por haber cambiado la piedad y el amor por rituales mecanizados (Isaías
1: 10-17; Oseas 6: 6; Amós 5: 21-24; Miqueas 6: 6-8).
Así mismo, Jesús al traer mayor gracia y
salvación a la humanidad entera, exhorta también a sus discípulos y a todo el
que lo escuchaba a no malinterpretar la ley, sino a vivirla por medio del amor
y la piedad.
Por esto es que
en Marcos 12 resume toda la ley en dos mandamientos (1) “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” y (2)
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Por eso es que, aunque pareciera que
Jesús contradice a la ley de Moisés en muchas ocasiones, en realidad sólo vino
a quitar la mirada de la religiosidad y ponerla sobre lo que de verdad importa,
el amor. Así lo resume en Mateo 5: 17 “No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.
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