martes, 5 de julio de 2016

¿Cómo es el cielo?

Este tan anhelado lugar celestial es criticado por muchos y alabado por otros. En medio de la controversia, a veces ignoramos la palabra de Dios y nos preguntamos ¿Cómo es el cielo?

       Es verdad que muchas veces nos dejamos llevar más por lo que dice la televisión, la radio, los libros, revistas y hasta nuestro pastor, antes que por lo que dice la biblia al respecto de temas tan importantes como lo es el cielo.
       ¿De verdad existe o es un invento del hombre? Y si existe ¿Cómo es? ¿Con nubes y ángeles  volando por allí1? ¿Es un lugar de descanso? ¿Saludaré a mis amigos y familiares si llego allá? ¿Haremos fiesta todos los días?
       Para responder estas preguntas sólo podemos hacer una cosa, leer la palabra de Dios, donde nos dejó escrito todo lo que tenemos que saber. Si quieres buscar más en base a lo que dicen otras personas, sólo perderás el tiempo ¿Quién sabe más del cielo, su creador o alguien que nunca lo ha visto?
       A principios de los años 1300, un hombre llamado Danta Alighieri escribió un poema llamado “La divina comedia” en donde él mismo viajaba al infierno, purgatorio y cielo, conociendo así todo lo que se encuentra en el “más allá” y haciendo reflexiones importantes respecto a estos lugares2. Lamentablemente, durante los últimos 700 años, la visión general de cómo son el cielo y el infierno ha estado fuertemente ligada a las descripciones de Dante, y es por esto que hago las advertencias anteriores.

       ¿Existe o no?
       Comencemos por el principio. En el antiguo testamento no se utiliza el término “cielo” como un lugar metafísico donde habiten los seres celestiales, salvo como la morada de Dios (Job 22: 12).
       El importante notar que tanto el pueblo de Israel como sus pueblos vecinos, notaban en el cielo belleza y perfección; pero mientras los pueblos vecinos adoraban al cielo, las estrellas y sus constelaciones, Israel lo veía únicamente como la creación de Dios y no le rendía ninguna adoración (Salmo 19).
       Esta visión del cielo es confirmada por Jesús quien dice que no juremos por el cielo, pues “es el trono de Dios” (Mateo 5: 34). Sin embargo, Cristo viene a ser quien nos adentra en el concepto del cielo que hoy conocemos.
       Jesús habla constantemente del “reino de los cielos” como el lugar al que debemos dirigir nuestras vidas. Nos invita a que acumulemos riquezas en él y no aquí en la tierra (Mateo 6: 20), así como también menciona que hay habitantes que comparten el cielo con Dios, al decir “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6: 10).
       Por tanto, si Cristo mismo nos habla del cielo, nos dice que debemos dirigirnos hacia allá y que allá está Dios, entonces no hay razones para dudar de su existencia.

       Entonces ¿Cómo es?
       Bueno, ya aclarado que sí existe. Ya que Jesús mismo nos lo expresa, Él mismo nos dice que está preparada una morada celestial donde habita el Padre (Juan 14: 1-2); entonces cabe preguntarse si dejó dicho algo respecto a cómo son las cosas allá.
       Lo primero que hay que hacer es quitarnos la idea de que en el cielo nos veremos igual pero con alas y en túnica blanca. En realidad al morir no nos convertiremos en ángeles; los ángeles y nosotros somos muy diferentes y nosotros no estamos destinados a formar parte de sus filas. De hecho, esto también elimina la teoría de que nuestros familiares y amigos muertos nos acompañan como ángeles de la guarda a todo lugar donde vamos.
       La verdad es que Cristo nos dijo que en el reino de los cielos no tendremos el mismo cuerpo ni la misma vida que tenemos aquí, por tanto no se casarán las personas ni tendrás amistades carnales como las que tenemos ahora (Lucas 20: 34-36).
        Jesús explica que en el cielo hay celebración y comunión con Dios cuando habla con sus discípulos en la última cena (Mateo 26: 29), lo que hace énfasis en que, en el cielo, lo importante no es convivir entre nosotros ni tener relaciones carnales ni de amistad, ni de pareja, ni de familia, sino una auténtica y eterna relación con Dios, dónde Él sea el que reine por siempre.
       Además de los evangelios, Apocalipsis es un libro que nos arroja información respecto al cielo. Si bien es cierto que dicho libro está compuesto en parte de alusiones e imágenes metafóricas, los capítulos 21 y 22 nos mencionan puntos importantes que complementan nuestra visión de la tierra celestial.
        En estos capítulos, el autor se refiere al “nuevo cielo y nueva tierra” ya que los antiguos pasaron. Al decir esto deja en claro que es la morada eterna y no la vil y pasajera en que vivimos ahora. También hace referencia al cielo como un tabernáculo, ejemplificando así la comunión eterna con Dios, viviendo dentro de su propia morada; lo expresa como una ciudad (la nueva Jerusalén), simbolizando la fortaleza y protección de Dios ante cualquier cosa; y lo expresa como un huerto, mostrando la vida celestial como eterna provisión.
        En pocas palabras, nos dice que el cielo es un lugar donde siempre estaremos en comunión con Dios, en el que nunca nos pasará nada malo porque Dios nos estará protegiendo todo el tiempo, y como un lugar en el que nada nos hará falta.


       Los que han vivido o viajado a lugares muy al norte como Irlanda, Noruega, Groenlandia o el norte de Canadá,  probablemente les haya tocado ver que durante meses enteros no se oculta el sol; son meses completos de día y más día, sin noche. Esto es lo más cercano que podemos imaginar a la expresión bíblica que Dios hace a través de Apocalipsis cuando dice que en la nueva Jerusalén no será de noche jamás, que siempre será de día, que no habrá necesidad de ninguna luz, porque Dios siempre lo estará iluminando todo, y como no seremos cuerpos físicos, el descanso y el dormir son innecesarios, por lo que no te tienes que preocupar de problemas en ese aspecto.
       
       En conclusión, el cielo es real, está siendo preparado para nosotros y nos espera. No todos entrarán allí, sólo aquellos que sus nombres estén escritos en el libro de la vida, por eso debemos gozarnos de que así sea (Lucas 10: 20). El cielo es el futuro hogar de los verdaderos creyentes y adoradores (2 Cor. 5: 1-2), allí está nuestra herencia (1 Pedro 1: 4). Luchemos por él, arrebatémoslo (Mateo 11: 12).

1Para mayor información respecto a los ángeles puede leer Fortaleza No. 17 (Mar-Abr 2015), pp. 13-16.

2Para mayor información sobre el Purgatorio, ver aquí: http://conociendolabiblia7.blogspot.mx/2016/07/que-onda-con-el-purgatorio.html 


Por Fernando Castro

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