Este tan anhelado lugar celestial es criticado
por muchos y alabado por otros. En medio de la controversia, a veces ignoramos
la palabra de Dios y nos preguntamos ¿Cómo es el cielo?
Es
verdad que muchas veces nos dejamos llevar más por lo que dice la televisión,
la radio, los libros, revistas y hasta nuestro pastor, antes que por lo que
dice la biblia al respecto de temas tan importantes como lo es el cielo.
¿De verdad existe o es un invento del hombre? Y si existe ¿Cómo es? ¿Con
nubes y ángeles volando por allí1?
¿Es un lugar de descanso? ¿Saludaré a mis amigos y familiares si llego allá?
¿Haremos fiesta todos los días?
Para responder estas preguntas sólo podemos hacer una cosa, leer la
palabra de Dios, donde nos dejó escrito todo lo que tenemos que saber. Si
quieres buscar más en base a lo que dicen otras personas, sólo perderás el
tiempo ¿Quién sabe más del cielo, su creador o alguien que nunca lo ha visto?
A principios de los años 1300, un hombre
llamado Danta Alighieri escribió un poema llamado “La divina comedia” en donde
él mismo viajaba al infierno, purgatorio y cielo, conociendo así todo lo que se
encuentra en el “más allá” y haciendo reflexiones importantes respecto a estos
lugares2. Lamentablemente, durante los últimos 700 años, la visión
general de cómo son el cielo y el infierno ha estado fuertemente ligada a las
descripciones de Dante, y es por esto que hago las advertencias anteriores.
¿Existe
o no?
Comencemos
por el principio. En el antiguo testamento no se utiliza el término “cielo”
como un lugar metafísico donde habiten los seres celestiales, salvo como la
morada de Dios (Job 22: 12).
El
importante notar que tanto el pueblo de Israel como sus pueblos vecinos,
notaban en el cielo belleza y perfección; pero mientras los pueblos vecinos
adoraban al cielo, las estrellas y sus constelaciones, Israel lo veía
únicamente como la creación de Dios y no le rendía ninguna adoración (Salmo
19).
Esta visión del cielo es confirmada por Jesús quien dice que no juremos
por el cielo, pues “es el trono de Dios” (Mateo 5: 34). Sin embargo, Cristo
viene a ser quien nos adentra en el concepto del cielo que hoy conocemos.
Jesús habla constantemente del “reino de los cielos” como el lugar al
que debemos dirigir nuestras vidas. Nos invita a que acumulemos riquezas en él
y no aquí en la tierra (Mateo 6: 20), así como también menciona que hay
habitantes que comparten el cielo con Dios, al decir “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”
(Mateo 6: 10).
Por tanto, si Cristo mismo nos habla del
cielo, nos dice que debemos dirigirnos hacia allá y que allá está Dios,
entonces no hay razones para dudar de su existencia.
Entonces
¿Cómo es?
Bueno, ya aclarado que sí existe. Ya que
Jesús mismo nos lo expresa, Él mismo nos dice que está preparada una morada
celestial donde habita el Padre (Juan 14: 1-2); entonces cabe preguntarse si
dejó dicho algo respecto a cómo son las cosas allá.
Lo primero que hay que hacer es
quitarnos la idea de que en el cielo nos veremos igual pero con alas y en
túnica blanca. En realidad al morir no nos convertiremos en ángeles; los
ángeles y nosotros somos muy diferentes y nosotros no estamos destinados a
formar parte de sus filas. De hecho, esto también elimina la teoría de que
nuestros familiares y amigos muertos nos acompañan como ángeles de la guarda a
todo lugar donde vamos.
La verdad es que Cristo nos dijo que en
el reino de los cielos no tendremos el mismo cuerpo ni la misma vida que
tenemos aquí, por tanto no se casarán las personas ni tendrás amistades
carnales como las que tenemos ahora (Lucas 20: 34-36).
Jesús explica que en el cielo hay
celebración y comunión con Dios cuando habla con sus discípulos en la última
cena (Mateo 26: 29), lo que hace énfasis en que, en el cielo, lo importante no
es convivir entre nosotros ni tener relaciones carnales ni de amistad, ni de
pareja, ni de familia, sino una auténtica y eterna relación con Dios, dónde Él
sea el que reine por siempre.
Además de los evangelios, Apocalipsis es
un libro que nos arroja información respecto al cielo. Si bien es cierto que
dicho libro está compuesto en parte de alusiones e imágenes metafóricas, los
capítulos 21 y 22 nos mencionan puntos importantes que complementan nuestra
visión de la tierra celestial.
En estos capítulos, el autor se refiere
al “nuevo cielo y nueva tierra” ya que los antiguos pasaron. Al decir esto deja
en claro que es la morada eterna y no la vil y pasajera en que vivimos ahora.
También hace referencia al cielo como un tabernáculo, ejemplificando así la
comunión eterna con Dios, viviendo dentro de su propia morada; lo expresa como
una ciudad (la nueva Jerusalén), simbolizando la fortaleza y protección de Dios
ante cualquier cosa; y lo expresa como un huerto, mostrando la vida celestial
como eterna provisión.
En pocas palabras, nos dice que el
cielo es un lugar donde siempre estaremos en comunión con Dios, en el que nunca
nos pasará nada malo porque Dios nos estará protegiendo todo el tiempo, y como
un lugar en el que nada nos hará falta.
Los que han vivido o viajado a lugares
muy al norte como Irlanda, Noruega, Groenlandia o el norte de Canadá, probablemente les haya tocado ver que durante
meses enteros no se oculta el sol; son meses completos de día y más día, sin
noche. Esto es lo más cercano que podemos imaginar a la expresión bíblica que
Dios hace a través de Apocalipsis cuando dice que en la nueva Jerusalén no será
de noche jamás, que siempre será de día, que no habrá necesidad de ninguna luz,
porque Dios siempre lo estará iluminando todo, y como no seremos cuerpos
físicos, el descanso y el dormir son innecesarios, por lo que no te tienes que
preocupar de problemas en ese aspecto.
En conclusión, el cielo es real, está
siendo preparado para nosotros y nos espera. No todos entrarán allí, sólo
aquellos que sus nombres estén escritos en el libro de la vida, por eso debemos
gozarnos de que así sea (Lucas 10: 20). El cielo es el futuro hogar de los
verdaderos creyentes y adoradores (2 Cor. 5: 1-2), allí está nuestra herencia
(1 Pedro 1: 4). Luchemos por él, arrebatémoslo (Mateo 11: 12).
1Para mayor información
respecto a los ángeles puede leer Fortaleza No. 17 (Mar-Abr 2015), pp. 13-16.
2Para mayor información sobre el Purgatorio, ver aquí: http://conociendolabiblia7.blogspot.mx/2016/07/que-onda-con-el-purgatorio.html
Por Fernando Castro
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