Seguramente has oído hablar de ellos. Hay películas, canciones, poemas,
pinturas y muchas cosas más con la temática de estos vicios ¿Pero son bíblicos?
La primer pregunta es fácil de responder. No. La biblia jamás
menciona una lista (ni de siete ni de
ninguna otra cantidad) de pecados “capitales” (ni con ningún otro título
semejante).
La biblia describe al
pecado como el alejamiento del hombre respecto a Dios. En el pecado, el hombre
se deja llevar por sus deseos o placeres sin importar las consecuencias que
esto atraiga.
La historia de cómo es que
se origina el pecado puede ser bien conocida por muchos, y es narrada en el
libro del Génesis, en la biblia. Adán y Eva, los primero
s seres humanos, vivían
en el Edén (paraíso) completamente a gusto y felices.
Sin embargo, Dios había
dicho estrictamente que aunque comieran de donde quisieran, había un árbol
específico de cuyo fruto no podían comer (“fruto”, jamás se especifica que sea
una manzana). Eva, seducida por la serpiente (Satanás), decide que no puede ser tan malo comer de
este fruto; y no sólo lo prueba, sino que lo comparte con Adán.
De esta forma y a partir de este pecado que cometieron,
es que el pecado se disemina hacia el resto de la población. Pero si la biblia
no menciona los 7 pecados capitales, entonces ¿de dónde viene este concepto?
En su libro “Suma
teológica”, Santo Tomás de Aquino (teólogo de la edad media, muy apegado a las
filosofías aristotélicas, adaptadas al cristianismo) definió a éstos al decir “Los pecados o vicios capitales
son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada”.
Antes del surgimiento de San Agustín
(teólogo del siglo V y apegado a las ideas de Platón), y sus reformas a las
ideas religiosas en su libro “La ciudad de Dios”, de donde se forja gran parte
de la estructura ideológica del católico moderno; varios teólogos, entre ellos
Cipriano de Cartago y Juan Casiano, postularon una lista de ocho pecados
principales, los cuales eran: gula y ebriedad (como uno solo), avaricia,
lujuria, vanagloria, ira, tristeza, pereza y orgullo.
Esta lista perduró por un par de siglos,
hasta que en el siglo VII, Gregorio Magno actualizó la lista haciéndola de 7
(considerando la tristeza como parte de la pereza): lujuria, pereza, gula, ira,
envidia, avaricia y orgullo.
Tal vez el concepto de los “pecados
capitales” no se hubiera hecho tan popular si no fuera por algunos artistas que
los plasmaron en sus obras. Entre ellos, uno de los principales fue Dante
Alighieri, quien en su obra más famosa, “La divina comedia”, divide a los penitentes del purgatorio en
estos siete pecados.
Actualmente, la iglesia católica ha
propuesto una lista de 7 virtudes que contrarrestan a cada uno de estos 7
pecados.
Soberbia -
Humildad
Avaricia -
Generosidad
Lujuria -
Castidad
Ira -
Paciencia
Gula -
Templanza
Envidia -
Caridad
Pereza -
Diligencia
Aunque la biblia no mencione esta lista
de “7 pecados capitales”, y aunque el concepto haya sido acuñado y modificado
por diversos pensadores a lo largo de varios siglos; eso no quita que sean
pecados, y que lo mejor sea evitarlos a toda costa. La paga del pecado es muerte,
y sólo Cristo es el verdadero salvador que vence a la muerte.
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