El año
La primera vez que se menciona una medición como “meses” o “años” en la biblia, es en Génesis 7: 11 con Noé, pero desde él hasta los 12 apóstoles, hubo muchos cambios. En realidad no había un calendario estipulado para el pueblo hebreo.
En los tiempos antiguos ya se podía calcular un año en base a la de 365 días, pero, fuera del calendario romano (que comienza el 1 de enero) la mayoría de los pueblos comenzaban el año el día del equinoccio de primavera; probablemente por el florecer y la prosperidad que ésta trae. Sin embargo los hebreos, junto con otras culturas fuertemente agrícolas, comenzaban el año en el equinoccio de otoño; probablemente porque allí llegaba la cosecha, la que designaba el fin de un ciclo y la preparación del siguiente. A pesar de todo esto, a partir del exilio a Babilonia, el pueblo hebreo adoptó el año nuevo primaveral, que se usaba en Babilonia.
El llamado “Calendario Gezer” descubierto por R. Macalister, demuestra una forma básica de medir el año en base a la agricultura, donde el año se divide en grupos de 1 o 2 meses, donde cada grupo representa una actividad (cosecha, festividad, azada, plantado, etc.).
También fue grandemente aceptado en Israel, el calendario llamado “lunar-solar”. Éste se basaba en la órbita solar, pero dividía los meses en base a las lunas nuevas. Esto tenía el problema de que cada mes duraba 29 o 30 días, lo que daba un año de 354 días, y para cubrir los días faltantes, se agregaba un mes extra cada 2 o 3 años.
Muy independientemente de todo esto, los años no solían ser numerados de forma general (como nosotros que vamos comenzando el año 2013 d.C.), sino que los numeraban en base a reinados contiguos. Esto se observa claramente en Reyes y Crónicas, donde los reinados de los Reyes de Judá, comienzan en el año X del Rey X de Israel, y viceversa.
El mes
En el AT se suele mencionar a los meses por su orden (ej. “A los diez días de este mes séptimo”; levítico 23: 24a), pero en dos ocasiones, los hebreos adoptaron nombres para los meses. La primera vez, de los cananeos, de cuyos meses sólo se mencionan cuatro: Abib (marzo-abri), Zif (abril-mayo), Etanim (sep-oct.) y Bul (oct-nov) (Ex. 13: 4; 23: 15; 34: 18; 1 Rey. 6: 1, 37, 38; 8: 2).
La segunda vez, adoptaron los nombres babilónicos, los que, comenzando a partir de Marzo-
Abril, son los siguientes: Nisán, Iyyan, Silván, Tammuz, Ab, Elul, Tisrí, Maresván, Quisleu, Tébet, Sebat y Adar; cuando se agregaba el mes extra, éste era WeAdar.
El día
En la mayor parte de los tiempos bíblicos (basados en Génesis 1: 5), se consideraba que el día comenzaba en la tarde y después iba la mañana y nuestro medio día. Sin embargo, para los tiempos del NT, ya era considerado por casi todos, de la forma en que nosotros lo usamos hoy. Incluso Cristo comenzaba sus días “muy de mañana” (Marcos 1: 35).
El día se dividía en 12 horas (Juan 11: 9), por lo que el medio día era la hora sexta. Además, también se dividían en cuatro vigilias, que eran relacionadas con el turno de la guardia militar (Lucas 12: 38). Aunque aún se desconoce con exactitud cómo se medían las horas durante el día. Todo parece indicar que los relojes de la región eran de sol, aunque en su mayoría eran como los de la tradición común (el círculo donde la sombra indica la hora), la raíz de la palabra hebrea para “reloj”, es “ascender”, que tenía una connotación directa con las escaleras. Por esto, el reloj del Rey Acaz1 se cree que eran unas escaleras donde la sombra subía conforme avanzaba el día.
Espero no haberte hecho bolas con toda esta información bíblica sobre el tiempo. Espero también, que la próxima vez que leas un pasaje relacionado con estos temas, lo entiendas mejor y te ubiques más en el verdadero contexto; pero también, espero que des gracias a Dios por el avance de la tecnología que nos permite tener un reloj de pulsera o uno digital en cualquier celular.
Dios te bendiga grandemente.
Por Fernando Castro
1v. Fortaleza 2, septiembre-octubre 2012, CURIOSEANDO EN LA BIBLIA: “¿A poco sí?”; P. 21.
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