Es hora de hablar de ese lugar al
que nadie quiere ir, y que espero que tú tengas bien declarado y grabado en el
corazón, que no irás.
Para poder empezar, hay que
aclarar el término “infierno” en la biblia. Hay tres palabras que se suelen
traducir como “infierno”: el “Seol”, el “Gehenna”, y el “Hades”; y en realidad,
cada uno de ellos hace referencia a tres lugares diferentes (algunas versiones,
si mantienen los nombres originales de Seol y Hades).
El Hades es el lugar que en la
cultura griega, es un lugar “de paso” al cual llega uno después de morir, y en
la biblia es mencionado en pasajes importantes, entre ellos, Apocalipsis 20:
13, donde se menciona como un lugar en el que los incrédulos esperan el juicio
final (no como un lugar de sufrimiento).
Por otro lado, el Gehenna (cuyo
nombre deriva de una zona con ese nombre, en donde sacrificaban niños al dios
Moloc) es el que mejor corresponde al término de “infierno”, ya que es descrito
como el lugar en que, después del juicio final, serán castigados los impíos.
El Seol, es usado en el nuevo
testamento como el equivalente al Hades. Aunque vale mencionar que se le hace
referencia como un lugar del que no hay salida, y que está apartado de Dios.
La palabra infierno, tiene su
origen en el término latín “infernus” que significa “lo que pertenece a las
regiones de abajo” (igual que la palabra “inferior”), debido a la relación con
un infierno que se encuentra debajo de nosotros.
¿Cuándo lo hicieron?
Muchos defienden la idea de que
el infierno fue creado únicamente como contraparte del cielo, es decir ¿Cómo
puede haber un cielo para recompensar, sin un infierno para castigar? Pero en
realidad el infierno fue hecho debido a la rebelión de Satanás. Y no era
necesario que los hombres fueran allá, ya que el plan de Dios era que
viviéramos en el Edén para siempre; pero al caer en pecado, fue necesario
incluir al hombre en la lista.
También es popular la idea de que
ahorita el diablo está en el infierno viéndonos desde allá y castigando a los
condenados. Pero la biblia indica otra cosa, que el diablo ahorita no está allí
aún, ya que el libro de Ezequiel dice que fue arrojado a la tierra, y el libro
de Job explica que él ronda por la tierra, viendo a los hijos de Dios. Cuando
el juicio final sea realizado, entonces sí, el diablo y los suyos serán
arrojados en él; y él no será quien torture a los impíos, sino que será
castigado junto con ellos.
Un poco de historia
A pesar de que Cristo mismo
describió el infierno y lo mencionó como un lugar de castigo eterno, la iglesia
católica no aceptó desde sus orígenes esta idea. No fue hasta el siglo V cuando
San Agustín, en su libro “La ciudad de Dios”, mencionó que era necesario que el
infierno fuera un lugar de castigo, ya que el pecado era una ofensa infinita
contra Dios, y entonces sí tomó popularidad esta idea.
En realidad, en cuanto se comenzó
a popularizar la idea del infierno como lugar de castigo, empezaron a surgir también
personas que decían haber estado allí, y aunque muchos juzgan tajantemente si
es o no es cierto, y aunque muchos prefieren no opinar, la realidad es que
todos los que dicen haber estado allí, lo hacen con el fin de evitar que la
gente llegue a él como destino final.
¿Cómo es?
La biblia no ahonda mucho en los
detalles de cómo es el infierno, aunque si se mencionan cosas como el “fuego
que nunca se apaga”, el “lago de fuego” y el “lloro y crujir de dientes”.
Algunos cuestionan si el infierno
es un lugar real o sólo se menciona de manera figurada. Obviamente el infierno
es mencionado como un lugar real; Cristo menciona en Mateo 10: 28, que en el
infierno se castiga tanto el alma como el cuerpo, lo cual requiere forzosamente
un infierno real y no figurado.
Aun así, se mantiene la idea de
que, aunque el infierno sea real, los castigos reales no sean precisamente los
que se mencionan en la biblia, basándose en la idea de que “así como el
verdadero cielo es mucho mejor de lo que se menciona en Apocalipsis, el
verdadero infierno es mucho peor de lo que se menciona en los evangelios”.
Para usos prácticos, no es
necesario estar seguro de todas las ideas planteadas; lo mejor es no ir allí.
Cristo mismo dijo que el infierno es real, y que allí se castiga eternamente
alma y cuerpo; y Cristo nunca habló nomás por hablar o de juego.
Aunque muchos juegan hoy con el
tema del infierno, lo usan para nombres de canciones, bandas, pandillas, y
hasta bares o restaurantes, incluso dicen “estoy viviendo un infierno” sin de
verdad saber lo que es el infierno.
Tan real es el infierno, que
Cristo murió y resucitó sólo para evitarte ir allí. Créele a él.